9 de xan. de 2003

feliz año negro

el lunes 6 de enero voy a la manifestación en vigo convocada por las plataformas nunca mais y burla negra; hay una sorprendente cantidad de gente tras dos meses (qué deprisa han pasado) de protestas y de agotamiento informativo: 40.000 personas para el diario orensano "la región", entre 50.000 -policía- y 100.000 -organización- según "el faro de vigo", "la voz de galicia" y "el país"; a mí me pasmó que con el frío que hacía y la que cayó hubiera tantas personas con los instrumentos musicales más extraños que uno se pueda imaginar; y también que, pese a todo, el evento tuviera un carácter eminentemente festivo: fue una gigantesca performance popular, una ceremonia de catarsis colectiva, en la que, por fin, entre tanta fiesta sin contenido sí había algo que celebrar: nuestra rabia. Y esta rabia ensordeció la ciudad durante casi dos horas en las que desde un escenario móvil se ridiculizó en sucesivas paradas a todos los mamarrachos que dicen gobernarnos: frente a su seriedad impostada y a esas grimosas expresiones de gravedad con las que nos llevan machacando desde noviembre, ofrecimos la ira jubilosa de una multitud rugiente a una ciudad que esa tarde terminaba resacosa las fiestas de navidad. El hecho en sí, además de divertido y reivindicativo, tuvo un momento increíble: al terminar, frente al edificio de la delegación de la xunta, delante del náutico de vigo, una voz desde los altavoces pidió "un minuto de ruido" y pareció que todos los edificios que nos rodeaban se venían abajo. Resultaba curioso observar cómo las protestas ciudadanas han incorporado el componente escénico de los conciertos al aire libre, el griterío tribal de los encuentros de fútbol y cierto espíritu fraternal de romería veraniega tipo "fiesta del vino" o algo por el estilo. Para mí, sólo una pega: ese final con "miña terra galega" en los altavoces, que, sin entender muy bien porqué, me chirrió por falso, como metido con calzador para adecuarse al estereotipo de "lo guay" que todavía perdura en el imaginario colectivo desde los años de gobierno socialista (caiga quien caiga también terminó con la cancioncilla de marras -contra la que no tengo nada, excepto que se institucionalice como himno de "la peña enrrollada"-); por supuesto llevé la cam, pero estaba demasiado oscuro para mi pobre flash; éstos son dos momentos de la manifestación:

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