primero lo bueno...
vuelvo al blog tras ¡10 días! de ajetreo infartante; me gustaría poder hablar de mi "experiencia" como voluntario, pero para mi sorpresa, y pese a estar inscrito en dos listas distintas, a nadie parecen interesarle mis servicios (y los de varias personas que conozco), luego hablaré extensamente del tema;
ayer viernes me fui a Oporto con L. (de SINSALAUDIO) y V. -que prácticamente tb. pertenece a la familia sinsalera- al concierto de Fly Pan Am y a recoger a Opiate y Manual para subirlos hasta Vigo para el concierto de hoy en el Wade. El lugar en el que tuvo lugar el concierto era peculiar: un salón situado en un cuarto piso, en un centro cultural frente al colisseum de Porto, con un suelo de parqué sobre el cual nos sentamos en primera fila y alucinamos con la locomotora eléctrica de los canadienses: actitud hardcore-punk y nerviosos desarrollos rítmicos entrelazados con las típicas texturas post-rock del sello Constellation. Llevo la cam, hago varias fotos, me siento feliz allí sentado en el suelo de madera a un metro de estos mediums que parecen conjurar fuerzas capaces de acabar con todo el edificio:
(la segunda foto está solarizada con la cam)
salimos del concierto en silencio con la sensación de haber asistido a una ceremonia catártica, en un par de hortas consigo olvidarme de todos mis angustias de la semana pasada; L. nos pide que, pese a nuestros evidentes síntomas de fatiga terminal, nos acerquemos al Triplex (local de moda porteño por lo que deduzco al observar a la fauna que pulula por allí) pues debe hablar con los dos chicos daneses -Opiate y Manual- para arreglar la marcha a Vigo y con P., el portugués fascinante que tiene una increíble tienda de discos en Porto (Materia Prima) y es el responsable último de que en la gira de los dos daneses se haya hecho un hueco para acercarlos hasta Vigo. Sobre las cinco y media nos acostamos (yo, destrozado tras una semana de escaso dormir); el sábado comemos con P. y los dos músicos (laptopistas, parece ser que les llaman: todo su instrumental consta de un portatil por barba y un secuenciador), intento observar desde fuera nuestra mesa en la que se habla una mezcla absurda y divertida de inglés, español, portugués y frases mezcladas en los tres idiomas; sobre un terrible ruido de fondo tratamos de hilar conversaciones sobre conciertos, música o mareas negras, pero al final, la cosa sólo se anima cuando hablamos de fútbol y de Michael Laudrup: vivan los tópicos y los lugares comunes. Tras un breve paso por la tienda nos ponemos en marcha hacia Vigo. Uno de los chicos dormita mientras el otro se protege de nuestro inglés calzándose su discman nada más subir al coche: los veo tan pequeños (20 años cada uno) que me conmueve el verlos aquí, en el culo del mundo, supongo que algo alucinados por el cambio de Dinamarca a Galicia y Portugal. Desde luego, debe de haber sido de las pocas veces en las que he comprendido en que consiste eso de ser europeo...
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