6 de dec. de 2002

largo fin de semana

pues ya estamos en faena; hoy viernes a las 9 o 10 de la mañana me iré a Oia a echar una mano; en Vigo, Cangas y Bueu hay miles de voluntarios listos para actuar pero pocos medios para poder hacer algo; me he estado enterando y me han contado que en Oia andan cortos de gente, así que, he hablado el jueves a última hora y casi seguro que allá nos vamos... no sé si alguien ha visto las imágenes de la zona de Mougás o del monasterio de Santa María de Oia, pero para los que conocemos el lugar la cosa produce una extraña mezcla de ganas de matar a alguien y de suicidarse simultáneamente: esa sustancia pegajosa que convierte el mar en una especie de vómito negro y les confiere a las rocas ese obsceno aspecto brillante representa maravillosamente bien lo peor de lo que somos, los peajes que debemos pagar por el tipo de vida que hemos elegido llevar, más por lo que callamos y dejamos hacer que por nuestras acciones propiamente dichas;

para ser sinceros siento un poco de miedo: las emanaciones del vertido (que producen por ejemplo mocos de color negro), su toxicidad al entrar en contacto con la piel o los ojos y la imposibilidad de ir completamente "sellados" a su encuentro me producen pequeños escalofríos; me siento cobardica, pero además de ir a la manifestación y despotricar en todo lugar y momento del hatajo de incompetentes que gestionan el desastre, necesito la sensación física de estar haciendo algo, de estar pringándome allí delante del mar como los marineros o los voluntarios que veo por la tele; necesito sentirme partícipe más allá de las palabras de este combate silencioso...

y como sarcasmo, encuentro entre las películas que se estrenan en los cines ésta:

GHOST SHIP

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