Estás lendo

un poco de cine

tras un par de semanas alejado de las blancas pantallas vuelvo para ver l´emploi du temps de Lauren Cantet (aquí todo llega con retraso, hasta las mareas negras):


la película dura 132 brevísimos minutos y relata la descomposición de un individuo normal y corriente (últimamente la combinación de esas dos palabras provoca cierto escalofrío: todo el mundo sabe lo que vendrá después) que pierde su trabajo y comienza a embarcarse en una larga espiral de mentiras para poder seguir llevando su misma vida sin pasar por la vergüenza de dar explicaciones. El actor principal, Aurélien Recoing, sería una especie de Kevin Spacey europeo: su elaboradísima composición de la figura del "hombre normal" (de nuevo otro escalofrío) es la médula de esta película: su cara refeleja continuamente la perplejidad de alguien que cree que sólo está ganando tiempo para evitar un desastre y en realidad intuye que cada paso que da es un desastre en sí mismo. A mí me ha recordado al Bartleby de Melville, que entra a trabajar en una oficina y cada vez que le ordenan hacer algo contesta "preferiría no hacerlo"; por supuesto, un Bartleby del siglo XXI, obligado a satisfacer un millón de expectativas sociales y laborales mientras su única afición es conducir por interminables carreteras secundarias sin bajarse nunca del coche. De hecho, el hombre duerme en el automóvil más veces que en una cama, come en las áreas de descanso de las autopistas y cuando ya no sabe que hacer, acorralado porque sus sucesivas mentiras se han caído todas de golpe, se sube al coche sin destino. Como dice Scott Fitzgerald en the crak up, "no había donde ir, excepto a todas partes". La angustia que va produciendo su torpeza, el increíble boquete en el que se convierte su vida, su propio ambiente social en el que joviales integrantes de la "clase media" no dudan en apuntarse a sus turbios negocios para hacer dinero de forma ilícita, y las gélidas y correctísimas relaciones con su mujer, sus hijos, sus amigos o sus padres, van creando una sensación próxima al horror en el espectador que asiste a algo que se parece a su propia vida de una manera retorcida y ligeramente desfigurada, una especie de espejo de esos que había antes en las ferias y que mostraban las figuras deformadas pero reconocibles. Otro (y van...) aviso de que una enfermedad grave está corroyendo el sustrato moral de la civilizada Europa, en la cual parecemos acercarnos a la media norteamericana de un monstruo en cada casa, aunque de manera más sutil, y, por tanto, más peligrosa.

Comentarios nesta entrada

 

Este sitio está baixo as condicións dunha licencia Creative Commons.

RSS Feed. Feito con Blogger. Plantilla Modern Clix, deseñada por Rodrigo Galindez. Modern Clix blogger template por Introblogger.