28 de nov. de 2002

mi no comprende

la noche del martes al miércoles ceno con mis compañeros del colegio (somos 47, es el día del maestro), y, preveyendo la consiguiente salida nocturna por tugurios donde se pone "esa" música, empiezo con calma con el blanco, me entono con el tinto, comienzo a flotar con el licor café y, ya en el garito, un par de whiskies me ayudan a: a) olvidarme de que vuelvo a bailar (en menos de dos semanas) al son de bisbal y toda la troupe, b) acallar esa molesta voz en mi caja craneal: "¿qué estás haciendo aquí ahora? ¿qué estás haciendo aquí ahora? ¿qué estás haciendo aquí ahora? ¿qué estás haciendo aquí ahora? ¿qué estás haciendo aquí ahora? ¿qué estás haciendo aquí ahora?" y c) moverme como un poste de teléfonos sacudido por el huracán mitch; en un momento dado y como daño colateral del revival ochentero al pincha se le ocurre poner una canción de dire straits que me funde los plomos: puedo soportar muchas cosas, y, con ayuda suficiente de las familias justerini & brooks , bailar la bomba, el venao y lo que haga falta, pero los dire straits...(aún he de llamar a amnistía internacional sección tugurios para que lo incluyen en su informe anual sobre derechos humanos);

el miércoles duermo cuatro horitas y noto mis ojeras como algo vivo que reclama un espacio propio sobre mi cara; noto un zumbidillo en la base del cráneo y voy a la peluquería en estado de shock, como con mis padres en estado de coma, y, con el cerebro en avanzado estado de descomposición, voy a la conferencia sobre el petardo de Hans Jonas en el curso de tecnocracia y política: una vieja pregunta, en medio de un discurso espeso sobre un pensador raquítico, me martillea mientras lucho contra mis bostezos: "¿qué estás haciendo aquí ahora?¿qué estás haciendo aquí ahora?¿qué estás haciendo aquí ahora?¿qué estás haciendo aquí ahora?¿qué estás haciendo aquí ahora?¿qué estás haciendo aquí ahora?¿qué estás haciendo aquí ahora?¿qué estás haciendo aquí ahora?¿qué estás haciendo aquí ahora?"; vuelvo a casa algo trastornado, entro en mis blogs favoritos y caigo como un chino en la broma del teléfono-gratis-de-última-generación; la pregunta, esa pregunta picotea mi cabeza insistentemente...

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