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Zizek, el acoso de las fantasías


La característica elemental del capitalismo consiste en su desequilibrio estructural inherente, su carácter antagónico más íntimo: la crisis constante, la revolución continua de las condiciones de existencia. El capitalismo no tiene un estado "normal" equilibrado: su estado "normal" es la producción permanente del exceso -el único medio de supervivencia del capitalismo es la expansión.

Así, el capitalismo se encuentra atrapado en un circuito, en una especie de círculo vicioso, que ya fue claramente señalado por Marx: aún produciendo más para las necesidades socioeconómicas que cualquier otra formación socioeconómica, el capitalismo sigue creando más necesidades para ser satisfechas; mientras mayor sea la riqueza mayor será la necesidad de producir aún más riqueza. Debe ser evidente, por lo tanto, por qué Lacan designó al capitalismo como el dominio del discurso de la histeria: este circulo vicioso de un deseo cuya satisfacción aparente sólo amplía la brecha de la insatisfacción es lo que define a la histeria.


Aquí, un histérico.

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