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bono maravillas
Hay políticos que no merecen tal nombre (bueno, diría un cínico, si tenemos en cuenta lo que es la política de partidos hoy día, sí que lo merecen). El actual presidente del parlamento español es un ejemplo de esa indignidad que recorre la vida política de arriba abajo y que contribuye de manera decisiva a que las personas no políticas la política termine pareciéndoles una historia de cretinos protagonizada por ladronzuelos de poca monta e ignorantes satisfechos de su condición. Que un político que se dice de izquierdas promueva el reconocimiento público de una monja, que se queje delante de sus rivales del rechazo que concita tal cosa en su partido y que, en tono "jocoso" les llame hijos de puta, es algo que entra de lleno en esa categoría tan extendida de política de república bananera. ¿Qué habría pasado si hubiera dicho en el mismo tono "jocoso", "esa monja hija de puta"? Al menos no sentiríamos la vergüenza ajena que nos ha producido toda esta historieta. Claro que, un tipo así, ¿puede producir alguna otra clase de sentimiento?

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