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chuck palahniuk, fantasmas




Durante el verano de 1816, Lord Byron alquiló una mansión a orillas del lago Lemán (o lago de Ginebra) llamada Villa Diodati. Junto a él y su médico, John Polidori, pasaron algún tiempo el poeta Percy Bysshe Shelley y su mujer, la jovencísima Mary Wollstonecraft Shelley. Obligados por las tormentas a permanecer encerrados unos días, a instancias de Byron decidieron hacer una especie de competición a ver quien escribía el mejor relato de terror. Polidori dio a luz allí el primer capítulo de "el vampiro", el primer relato moderno sobre el tema de los vampiros. Mary, tras varios días de agobio creativo, dio forma a la que sería su novela más inmortal, Frankenstein. La reunión de los cinco escritores forma parte de la mitología literaria romántica.

Tomando como excusa esta historia, Chuck Palahniuk desarrolla otro de sus delirios narrativos: un personaje misterioso invita a aquellos escritores que lo deseen a un retiro de tres meses para escribir en ese tiempo, alejados del mundanal ruido, su obra maestra. Los personajes que acuden a esta llamada arrastran tras de sí una bonita colección de historias bizarras que plasmarán en forma de cuentos durante su estancia en un viejo teatro abandonado. Sin embargo, será la convivencia entre ellos, la que, por decisión propia, se convierta en una pesadilla en la que se entremezclan el deseo de notoriedad, el culto a la autodestrucción y la necesidad de hacer de las propias penas un objeto de atención ajeno. Los cuentos que desarrollan los escritores son lo mejor del libro. Moviéndose en direcciones muy diferentes, pasando del gore y la casquería más desquiciadas a los lindes de lo sobrenatural, la mayoría de ellos tienen un contexto común: nuestros miedos más atroces, nuestros terrores más profundos tienen como origen actos exclusivamente humanos. Y muchas veces estos terrores conducen a la realización de acciones aún más terribles que cualquiera de los que dieron lugar a nuestro miedo. Detrás de todo ello, como no, dosis considerables de mezquindad y miseria. Subvirtiendo el espíritu romántico de los habitantes de Villa Diodati, Palahniuk nos da la versión posmoderna de lo que según él es un escritor: un tipo narcisista que necesita la atención ajena para sobrevivir y que está dispuesto a cualquier cosa con tal de conseguirla. Un tipo que vive con un fardo considerable de miedos a cuestas y que se halla dispuesto a sacar todo el partido posible de ellos.

Irregular -en especial durante los fragmentos de convivencia entre los escritores- y magistral en muchos de los cuentos que componen el libro, Palaniuhk se arriesga en cada uno de sus libros dibujando una caricatura de un mundo -el nuestro- que da muestras de ser mucho más inquietante que cualquiera de sus relatos de terror.

Eso es lo que ese tipo quiere ser: la cámara tras la cámara tras la cámara que emite la verdad última y final. Todos queremos ser el que está detrás de todo. El que tiene poder para decir qué está bien y qué está mal. Quien tiene razón y quien se equivoca.

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