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el arca rusa
el lunes me acerqué al cineclub lumiere para ver el arca rusa, la película de alexander sokurov filmada en una sola toma de 96 minutos que transcurren íntegramente en el interior del museo hermitage de san petersburgo (antes leningrado (1924-1991), antes aún petrogrado (1914-1924), y, más atrás todavía, san petersburgo (1703-1914), un hermoso bucle temporal de 300 años):


comencemos diciendo que su realizador se declara discípulo de andrei tarkovsky, y, por lo tanto, amante de un cine poco convencional en cuanto a técnicas narrativas y tratamiento visual de lo que se está contando (en google encuentro una página sobre tarkovsky en la cual el autor dice de este cineasta: "percibía la realidad contemplándola como un chico, y deseaba como espectador a quien supiera mirar un film como quien mira el paisaje por la ventanilla de un tren. Por otra parte, se resistía a considerar al drama clásico como patrón único para expresar conflictos, y prefería la libertad -y la verdad- que le brindaba la lógica poética");

la parte técnica, como dije al principio, involucra un extraordinario despliegue de medios para conseguir que los 96 minutos en tiempo real queden perfectos: más de mil extras con trajes de distintas épocas, dos directores con sus respectivas orquestas y veintidós ayudantes de dirección (esta información se puede hallar en la web de la película -extraordinariamente documentada); la grabación con vídeo digital cámara en mano iba directamente a un disco duro, para, posteriormente ser convertida a formato 35 mm; la dificultad de todo ésto es extrema: fueron necesarios tres meses de ensayos con más de mil actores para filmar en una sola toma el recorrido de la cámara por el interminable museo hermitage, subiendo escaleras, saliendo a un exterior nevado, mezclándose con bailes, obras de teatro y multitudes corriendo por las salas y los pasillos;

al margen de esta épica puesta en escena, la película tiene varias virtudes mayores:

- la primera, los riesgos que corre el director: una película sin más hilo narrativo que un personaje que en primera persona (el propio director de la película) recorre las salas del museo, cruzándose en su camino con personajes de todas las épocas de los últimos 300 años que habitaron en san petersburgo y que estuvieron relacionados con el museo: zares, oficiales del ejército, nobles, visitantes de nuestros días, directores del museo, actores, músicos, sirvientes, etc; una película en la que no hay un orden temporal definido: varias épocas históricas se entremezclan ante nuestro ojos sin orden alguno; una película sin un protagonista (excepto los balbuceos del director y un curioso noble francés que aparece y desaparece hablando con los demás personajes o con el director, ignorando a éste o siendo ignorado por todos los demás); una película en la que aparentemente no ocurre nada, excepto ese asomarse brevemente a momentos puntuales de las vidas de todos los personajes con los que se mezcla el narrador (por llamarle algo: en realidad es sólo un cámara que se limita a mostrar lo que ven sus ojos, añadiendo continuos ocmentarios de extrañeza); una película en la que el final no cierra nada ni da un sentido a lo visto, sino que propone una especie de apertura máxima para que cada cual saque sus propias conclusiones; en definitiva, un suicidio cinematográfico en toda regla dados los tiempos que corren;

- la segunda de sus virtudes reside en el tratamiento de la imagen; la película propone un recorrido aleatorio por todos los momentos históricos de los últimos 300 años recorriendo las salas del hermitage; el esplendor de dichas salas reside en la colección de arte europeo que contienen y en la propia arquitectura y mobiliario del museo: de alguna manera, en principio, parece haber cierta admiración por los responsables -los zares y su monarquía absolutista- de que semejantes tesoros hayan llegado hasta nosotros; sin embargo, este aparente discurso admirativo tiene un tratamiento visual que choca con -por llamarle algo- este texto principal: la vida de todos esos emperadores y su círculo de nobles, oficiales del ejército, intelectuales y artistas, aparece retratada como en perpetua decadencia; el director parece querer decirnos que ese arca de tesoros en realidad no tiene relación alguna con la vida, los autores de ese almacenamiento de maravillas, los responsables de la construcción y mantenimiento de ese prodigio que es el hermitage, en realidad no supieron trasladar el espíritu del que surgió ese arte a su rusia natal; los zares imitaron y trajeron a rusia las distintas etapas del arte y los modos de vida occidental, pero vivieron todo ello como en una urna, manteniendo a su pueblo a raya, a distancia (hasta que sobrevino el cambio de la manera más brusca posible): por ello muchas veces la cámara da la sensación de estar filmando a grupos de espectros vagando por el museo, ejecutando danzas inquietantes, moviéndose como zombis o autómatas sin vida en sus cuerpos... es, para mí, lo más interesante de la película: esa tensión soterrada entre el elogio del museo y sus contenidos y la crítica -a través de las imágenes- de la dinastía responsable de su construcción;

- y, por último, como tercera virtud, la ausencia de juicios de cualquier tipo: el director no toma partido por ninguna de las mútliples lecturas que hace de ese cruce de épocas, personajes y situaciones: deja al espectador a solas, envuelto en la magnificiencia del espectáculo filmado y en la sensación de podredumbre que desprende en muchas ocasiones el tratamiento visual del film, para que éste elabore sus conclusiones tras asisitir a escenas en la vida íntima de los zares, a representaciones musicales multitudinarias, a varias reuniones entre distintos directores del museo (el actual se representa a sí mismo), a los efectos que tuvo el asedio de la ciudad durante la segunda guerra mundial, o a las conversaciones del noble francés con visitantes de distintos tiempos históricos;

en definitiva, una película arriesgada, sugerente e inteligente que tiene la capacidad de concitar múltiples interrogantes y, sobre todo, de ampliar los límites del cine actual en una dirección que no sabría como catalogar, pero que ojalá sirva de referente a más directores tan atrevidos como este sokurov

[nota: la mayoría de las reflexiones sobre esta película me surgieron tras la conversación posterior con c y contra, espectadores mucho más inteligentes y receptivos que yo a esta clase de cine]

[nota II: el propio contra me recordó el post y las fotos que juanjo dedicó a su visita a este increíble museo]

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