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soldados de salamina
después de una temporada sin leer absolutamente nada me cae entre las manos casi de casualidad el famoso libro de javier cercas, soldados de salamina; reconozco mi debilidad por sus columnas en el país semanal (de hecho la suya y la de juan cueto son lo único que leo en el citado suplemento); con todas las prevenciones del mundo he comenzado hoy su lectura: estoy acostumbrado a que grandes columnistas me decepcionen a la hora de leer sus novelas: millás, vicent o mendoza son mis tres ejemplos paradigmáticos de escritores a quienes sigo fielmente como columnistas pero cuyos libros soy incapaz de terminar; sin embargo encuentro en las ciento y pico páginas que llevo leídas del libro de cercas un pulso interesante que me mantiene enganchado a su lectura; la descripción del ambiente político e intelectual español de los años veinte y treinta me resulta fascinante, ese cruce entre literatura y política del que nacen la falange española o el ridículo mito de jose antonio entre unas clases adineradas que sueñan con restablecer el viejo orden resquebrajado por los embates igualitaristas de republicanos y comunistas; hay algo en esa situación convulsa en la que los antiguos compañeros de discusiones intelectuales terminan diparándose por las calles del madrid frenético de mediada la década de los treinta, que me atrapa irremisiblemente; y la estrategia que sigue el propio cercas me sorprende por su inteligencia: esa narración en primera persona que va capturando trozos de un puzzle del pasado y soltándolos astutamente, para que, como lectores, sigamos las averiguaciones del narrador (un escritor semifracasado de biografía algo parecida a la del propio cercas), en las que se mezclan realidad y ficción, acercándose a veces a un enrique vila matas metido a investigador literario o a un sebald patrio (de menor vuelo) empeñado en descifrar algunos sucesos del pasado reciente de su país (el falso fusilamiento del dirigente falangista rafael sánchez mazas, padre del escritor rafael sánchez ferlosio)

(en fin, que me está gustando el libro, después de los diarios de cheever me había quedado un poco hundido moralmente, tanto dolor tan bien descrito, tanta frustración y tortura interior expuestas tan brillantemente no me sentaron muy bien, muchas de las miserias de cheever son las mías -creo que las de casi todo el mundo-, y verlas expuestas con tanta claridad ha cooperado a inducirme -paradójicamente: es un libro extraordinario, pero sólo recomiendo su lectura a personas con pocas fisuras en sus vidas- cierto alejamiento de la lectura)

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